A meus parentes e amigos

A mis familiares y amigos
Se me ha ocurrido empezar un blog personal para ir publicando mis nuevas crónicas que vendrían a ser como una segunda edición de mi libro “80 Chispazos”.

Espero que os gusten, pues están todas “inspiradas” en experiencias de mi vida diaria. .

terça-feira, 22 de maio de 2012

Un cumpleaños con atraso


A la edad de quince años se aspira a llegar cuanto antes a los veinte. Después la meta es cumplir los veinticinco para ir pensando ya en bodas y en la independencia familiar. Y pasan los años, cada vez más velozmente. Cuando menos se espera, empiezan a aparecer las primeras canas y celebramos un nuevo cumpleaños deseando que el calendario se detenga un poco. Ya, después de los setenta, “ojalá se olviden de darme la enhorabuena, para no tener que reconocer que estoy ya viejito”…
Esa sensación la he tenido en mi último cumpleaños. Por la mañana temprano salto de la cama “silenciosamente” para no despertar a mi esposa y obligarla a que me felicite por mi cumpleaños. Mis deseos se van cumpliendo. Mi esposa está desayunando conmigo y comentando la buena temperatura del nuevo día, pero de felicitarme… ¡nada!
Y van pasando las horas de ese día. Ni suena el teléfono de alguno de mis hijos felicitándome ni leo ningún mensaje de algún amigo en orkut. ¿Será que me he equivocado y hoy no es mi cumpleaños? No, no; estoy perdiendo algo la memoria, pero no llego a tanto… Incluso ayer mi esposa me comentaba que iríamos a celebrar mi cumpleaños por la noche, en compañía de uno de mis hijos.
¿Qué ha pasado? Bueno, me queda el consuelo de que nadie me ve más viejo, pues la fecha está pasando en blanco… El reloj está marcando casi medianoche cuando mi esposa me da un solemne beso y me dice: “perdona, pero casi se me olvida”… Mi hijo Fernando estaba firmando un documento y al escribir la fecha se dio cuenta de que era el mismo día de mi cumpleaños. “Perdona papi, pero casi, casi  no atino que hoy es tu día”…
 Suena el teléfono. Es mi hija Silvia que andaba tan resfriada que se durmió profundamente al tomar una aspirina pero, medio soñolienta, tuvo coraje para reunir a toda su familia para cantar “cumpleaños feliz”…
Mis otros dos hijos Ricardo y Felipe  también se acordaron de mí, antes de irse a dormir. Bueno, digo yo para mis adentros: es mejor tarde que nunca…
Mis deseos se han realizado en parte y casi, casi no cumplo otro año de vida…      

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