A meus parentes e amigos

A mis familiares y amigos
Se me ha ocurrido empezar un blog personal para ir publicando mis nuevas crónicas que vendrían a ser como una segunda edición de mi libro “80 Chispazos”.

Espero que os gusten, pues están todas “inspiradas” en experiencias de mi vida diaria. .

domingo, 13 de maio de 2012

Los perros de Madrid


Nunca imaginé que fuera posible. Los perros de Madrid no ladran, no  se pelean y tienen los mismos nombres que los humanos: Pablo, Carmen, Cristóbal y por ahí va.
Parece que ya nacen adiestrados. Si su dueño se para durante el paseo para charlar un poco con algún vecino, el perro se quedará quieto, esperando sentado pacientemente, sin importarse con sus otros “colegas”, que al igual que él, están también al lado de sus dueños.
Participan también de la vida social.  ¿Hora de bañarse? ¡A la misma ducha del resto de la familia! ¿Hora de dormir? Su camita ya está lista en un rincón de la habitación o, a lo mejor, en la propia cama de Pepe, el hijo menor.
Lo único que no les está permitido es entrar en las tiendas o supermercado. Sin embargo, no hay necesidad de dejarlo atado en la entrada. Basta sólo decirle “quédate ahí esperando” que él se echará al suelo y aprovechará para descansar un poco hasta que su dueño salga de la tienda y le diga “vámonos”.
La comunicación con su dueño no se limita apenas a decirle “busca”, “anda”, “vámonos”. Hay que explicarle el porqué de la orden dada. Días pasados, estaba yo paseando por el parque y me senté en un banco para descansar.  A mi lado estaba una señora que al rato se levantó y dijo a su perro: “Pablito, vámonos a casa que ya es tarde y va a llover. Mañana te traeré de nuevo para que juegues con tu amiguito”.
Y el perro menea alegremente el rabo para significar que lo ha entendido todo.
La visita al veterinario merece un capítulo aparte… Por algo será que hay un consultorio en cada esquina. “Doctor, no sé qué le pasa a mi perrito, pues anda muy triste”. “Doctor, ¿qué le doy para que no le caiga tanto pelo?” “Doctor, doctor, y si…”
Menos mal que, al salir del consultorio, podrá pasarse por la tienda al lado donde venden de todo para animales: ropa de invierno o verano, sombreritos de encaje, collares de perlas, lacitos de seda, mantas coloridas, huesos y pelotas de juguete, cepillos de dientes de color rosa o azul…
¡Qué vida tranquila y buena la de los perros de Madrid!

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